top of page

FLABBERGASTED (o "Palabras para cuando no tenés palabras")

Me siento un poco como si viviera dentro de un acordeón, y un Don me estruja y me estira, me quita el aire y me lo devuelve, me deja sin voz y me hace chillar. Creo que eso es lo más cercano que puedo estar a describirlo…


Es difícil querer contar -incluso contarte a vos mismo- cómo estás cuando no tenés palabras para hacerlo.


Traté de usar todas mis “herramientas” estas últimas semanas: listas, dibujitos, escribir cosas sin sentido para ver si algo daba en la tecla, ponerme en movimiento y llenarme de actividades, permitirme el silencio y la confusión, dejarme llevar por pensamientos oscuros y “desintoxicarme” del mal humor con días de encierro y cara de perro, meditar, musicoterapia, aromaterapia, incluso incursioné con el yoga mientras hacía esfuerzos sobrehumanos por controlar la cantidad de cigarrillos que estaba fumando por día.


Nada.


Nada, che…


Ni una palabra que ponga en perspectiva qué carajos me estaba pasando.



Amor y odio con Colombia.

Amor y odio con Argentina.

Amor y odio conmigo mismo.

Soledad y ganas de no cruzarme a nadie al mismo tiempo (me acordé de una canción muy boba de P!nk que se llama “leave me alone, I’m lonely”).


¿Es importante poder describir lo que siento, o es solo otra forma de querer controlar?

¿Es imprescindible?

¿No son las palabras solo convenciones sociales y culturales, un rejunte de sonidos que usamos solo para comunicarnos?

¿Necesito una palabra para comunicarme conmigo?

¿Es necesario?



De golpe, una palabra nueva en ingles se coló en una conversación con Bodra: FLABBERGASTED.

¡Mi enamoramiento fue inmediato!

FLABBERGASTED en ingles significa ESTUPEFACTO.

¡Qué coincidencia! Incluso la palabra en sí (las letras, el sonido) me hacen acordar a un acordeón.


¡Listo!

Definición.

Calma.

Paz.

Control.

Ohmmmmmm….



¡¿Y ahora, qué?!


Ahora, nada.

Ahora, a esperar.

Ahora, a trabajar en cómo salir de esto.

Mi necesidad de control en cuestiones emocionales me hace gastar energía de forma desmesurada.

¡Es una ridiculez!


A veces crees que necesitás desesperadamente palabras para cuando no tenés palabras para definir lo que te pasa.

Podes cruzarte con una, como hice yo.

Podes usar la mía, si querés.

Podes, incluso, inventarte una propia, si te hace sentir más aliviado.


Pero las palabras, al final del día, son solo ese rejunte de garabatos.


Lo que realmente sentís… eso es otra cosa.


MI VIDA EN UN RENGLÓN

bottom of page