No puedo escribir nada. ¡No sé qué carajos me pasa! No me sale escribir nada.
Bodra me prestó sus marcadores, me dio una hojita en blanco y me dijo:
- Tomá. Hacé un dibujo usando tu mano izquierda –
El resultado lo ves acá. Una maraña de texturas y rayitas que formaron ese paisaje que me hace sentir vaya a saber uno qué cosa. ¿Es Santa Elena? ¿Es un lugar ideal al que todavía no llegué? ¿Será una premonición?
No importa.
Lo que importa es que cuando agarré los marcadores con la mano izquierda y descubrí que no podía hacer una línea recta, me dije:
- Vamos a usar esto a tu beneficio…-
¡Y resultó!
Creo que es, básicamente, porque últimamente estoy COMO dibujando con la mano izquierda. O, para explicarlo mejor: VIVIENDO CON LA MANO IZQUIERDA.
Y si puedo escribir estas líneas hoy, es porque finalmente comprendí que no tiene nada de malo.
A veces no podés dibujar con la mano derecha.
A veces no te sale ni una línea recta.
A veces ya te resulta muy obvio y aburrido.
A veces lo mejor es sorprenderte de vos mismo y de tus “capacidades ocultas”. Y no hay mejor momento para ponerlas a prueba que cuando ya no sabés qué querés dibujar!
Estoy medio perdido entre los 3 países (Argentina, Colombia y USA) últimamente.
Mis días se sienten como una hoja en blanco… y eso me desespera.
Creo que nadie se da cuenta de estos momentos hasta que los vive en carne propia, y descubre que siempre estuvo pintando con números, dentro de las líneas, en libritos para colorear…
La hoja en blanco. ¡Dios Mío!
La hoja en blanco asusta…