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NOTAS SOBRE CUANDO ESCRIBÍA NOTAS

¡Qué difícil explicar cuanto pasa en el tiempo!... O cómo el tiempo pasa cuando pasa tanto…


Cuando estás decidido, abierto, a vivir las cosas, a ocupar tu cuerpo; cuando estás dispuesto a LA VERDAD, los soles cambian más rápido que lo normal.


Despertar” es una palabra que ya no asocio con “levantarme” o con “comenzar el día”. Se puede despertar 10 veces en 24 horas, sin necesidad de haber dormido antes.


Entonces ¿Cómo llamo al estado en que me encuentro? ¿Qué nombre le pongo al sentirme “despierto” de sol a luna?


¿Cómo explico en un renglón todo lo que experimento?

Si, amigos, llegó el temido momento en que la serpiente se mordió la cola, y caigo en cuenta de que explicar MI VIDA EN UN RENGLÓN es imposible.



Meses lejos de lo que conocía como "casa". Cuatro paises en un año. Crear una vida nueva. Sentir vieja a tu vida nueva. Conocer el primer mundo. Amarlo y luego odiarlo, pero caer en cuenta de que te encantaría vivir en él. Ver eso como una posibilidad. Hacer nuevos amigos cada semana. Sentirte más lejos de tus amigos en tu tierra natal. Sentirte más cerca en ciertas cosas. Hacer amigos AQUÍ de tu tierra natal. Ir a bailar salsa a un sótano y descubrir un mundo maravilloso. Participar de una ceremonia de ayahuasca. Limpiar tu cuerpo y tu alma. Y luego volverlo a llenar. Experimentar nuevas (y reveladoras) formas de soledad todos los días que, irónicamente, te hacen sentir más acompañado. La imposibilidad de expresar todo lo que estás viviendo… y amar eso, y entender eso por primera vez. Una nueva, sorprendente, y creciente mirada sobre la injusticia social y las diferencias del mundo. Abrazar tu condición, aprender aspectos de ella que nunca habías notado por vivir en la sociedad en la que vivías. Amar la naturaleza. Odiar la naturaleza. Temer a la naturaleza. Una nueva forma de ver y cuidar tu cuerpo. Una nueva forma de entender lo que una “familia” es. Palabras nuevas en idiomas nuevos y palabras viejas que olvidaste. La luz del sol, tan diferente en cada lugar al que vas. Silencio. Hermoso silencio. Y ruido. Amar el ruido. Odiar el ruido. Ciudades grises y ciudades verdes… y ciudades color pastel. Un millón de sonrisas distintas, de razas distintas, de almas distintas. Un millón de caras tristes distintas, de razas distintas, de almas distintas. Y toooodo la historia detrás de ellas. Historias. Historias en cada rincón. Y minuto a minuto verte reflejado y escanear y repensar toda tu propia historia en busca de similitudes y diferencias. En busca de respuestas. Amar las respuestas. Odiar las respuestas. Descubrir que las respuestas son innecesarias. Sentirte un extraño y disfrutarlo. Sentirte un extraño y rechazarlo. Abrazar la indecisión. Y libertad. Y miedos. Y más libertad después. Y confort en un olor o en un color. Confort en la brisa del mar, aunque sea otro mar y no el que conocías. Sentirte grande en lo pequeño, pequeño en lo pequeño, pequeño en lo grande y grande en lo grande. Reconocer tus manos, y tus pies, y tu nueva vos. Asustarte en tus respuestas, porque son tan firmes, porque son tan de otro y tuyas a la vez. Todo mezclado. Todo en un instante. Todo al mismo tiempo. Todo encimado en las distintas capaz de tu ser.


¿Cómo, entonces?


¿Cómo puedo explicar MI VIDA EN UN RENGLÓN?


¿Cómo puedo sentarme, una vez por semana, a tratar de darle forma a algo de esto? ¿Cómo puedo usar los botones que estoy usando ahora para generar los jeroglíficos que aparecen en esta pantalla, subir toda esta información a una “nube” (¿?) y que alguien, del otro lado de otro aparato electrónico igual, sienta lo que estoy sintiendo?


Cuando escribía notas, amig@, y las leías, era porque tenía algo para decir sobre algo puntual.


En estos días “decir” es un lujo innecesario, digno de a los que les sobra tiempo para explicar, de a los que pueden parar e ir cerrando capítulos y puertas (como si la experiencia de vivir no se tratase de una masa densa, continua y eterna). En estos días lo que estoy viviendo no admite pausas, no justifica desperdicios. No se "dice", se vive.

Estoy masticando el planeta desde insignificantes rincones, desde los más pequeños.


Y no hay renglones que soporten mi asombro….


MI VIDA EN UN RENGLÓN

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