top of page

LA BOMBA



Si uno piensa en una BOMBA, piensa en algo potente y destructivo.

Hay gente en el mundo que estudia y se prepara para desarmarlas. Hay simulacros y advertencias.

Para mí, hoy en día, una BOMBA es la oportunidad de borrar todo lo existente y empezar de cero.


Así que la tiro.


Así que ME VOY.



ME VOY.



Me voy a vivir a Colombia.


Me voy en 25 días.

Así de drástico y repentino fue todo. Como todas las mejores cosas que me pasaron… (Como mi viaje a Perú. Como enamorarme. Como las grandes revelaciones que me liberaron de años de malestar, etc., etc., etc.,…)


Las BOMBAS hacen grandes estruendos. Esta no es la excepción. Cuando estallan es imposible deshacer sus efectos. Y eso está bien. Para mí, en este momento, luchando contra los miedos, luchando contra resignarme a una vida de preconceptos y falsas seguridades, finalmente está bien.

Así que…


KABOOM!!!!!!!!





PARA QUÉ?


Desde que empecé el Life Coaching, ésa fue la pregunta más potente y valiosa que jamás me haya acompañado.


PARA QUÉ?


Yo iba por la vida tratando de proyectar una imagen que se acomodara a los estándares de mi ciudad y mi entorno cercano. Iba frustrado por nunca llenar las expectativas, propias y ajenas. Iba sintiéndome insatisfecho, perdido, totalmente desconectado de las cosas que eran importantes para mí. Que el trabajo, que el estudio, que la casa, que la ropa, que el peso, que hay que ser “divertido”, que los fines de semana… la lista es infinita…


Cuando llegó la hora de preguntarme el “PARA QUÉ?” de todas las cosas que hacía, las relaciones que sostenía, los miedos que anidaba, el silencio fue ensordecedor…


En mi viaje a Perú descubrí, tristemente, que uno termina SIENDO EL LUGAR QUE HABITA, las costumbres que se contagian, los VALORES QUE SE HEREDAN. Descubrí que es muy fácil perderse en las convenciones, en armar una vida entera acomodando piezas meticulosamente para que encajen en los lugares conocidos.


Estos últimos meses me embarqué en un camino hermoso de autodescubrimiento, autovaloración y liberación.

Fue un proceso solitario y extraño. Muchas de las personas más cercanas a mí me miraron con caras de desconfianza, esperando que “se me pase”.

Pero fue un proceso que me llenó de motivación y autoestima.


Yo NO SOY este lugar. Yo NO SOY NINGUN LUGAR. Yo NO SOY estas costumbres ajenas, ni estos miedos inventados a pensar y sentir distinto. Yo NO SOY la carrera para SER IGUAL A OTROS. Yo no soy estas LIMITACIONES.


ESTA NO ES LA VIDA QUE QUIERO PARA MI.

La vida es más. Tiene que ser más…


Así que en respuesta a esa gran pregunta: ¿PARA QUÉ?


ME VOY, pero no me estoy escapando de nada.

ME VOY, no a “buscar” algo.

ME VOY PARA ENCONTRAR… ME.

Encontrarme en lo desconocido, en lo nuevo, en la libertad de las 1000 opciones y lo incierto. En la REALIDAD DE LO INCIERTO.

ME VOY a experimentar algo distinto, a exponerme a nuevos desafíos, a conocer gente nueva, a desenterrar y desenmascarar viejos-nuevos miedos.

ME VOY PARA VIVIR.





CUÁNDOS Y CÓMOS: UN PANTALLAZO A LA INTUICIÓN


-Trust your intuition- me repetía Bodra en casa, aquel mayo, cuando nos vimos.


Hacía horas que me venía contando cómo una serie de “corazonadas” la fue guiando a lo largo de su vida a tomar las decisiones que tomó.


Me identifiqué con ello al instante.


¿Nunca te pasó de sentir la necesidad apremiante de seguir un impulso que atentaba contra todo pronóstico aceptable? Ya sea en una situación amorosa, o una laboral, o incluso a ese cambio imprevisto en el camino de vuelta a tu casa que te evitó formar parte de un accidente… ¡Cualquier cosa!


Todos experimentamos alguna vez esa sensación. Todos alguna –aunque sea una- vez seguimos ese impulso y el resultado fue maravilloso.


A mí me pasó más de una vez.


Ya te conté de cómo mi viaje a Perú fue el resultado de seguir esa “voz” que no conocía. Esa “voz” en la que confié ciegamente porque SABIA que había algo que tenía que experimentar allá.


Llegué a la conclusión de irme a Colombia de esa misma manera. Y, por eso, sé que TOME LA DECISION CORRECTA.


Hace un par de meses que la propuesta de Bodra de irme a vivir a Colombia era una realidad. Pero no la había considerado como tal.

Un mes atrás comencé a planear un viaje a Chile que terminó frustrado.

Justo el día en que pierdo la posibilidad de señar ese viaje a Chile, Bodra aparece reforzando su propuesta.

Para mí fue una señal del destino.


Hay una frase terriblemente verdadera de “Alicia en el País de las Maravillas” que dice así:


“¿Sabes cuál es el problema con este mundo? Todos esperan una solución mágica a sus problemas, pero se rehúsan a creer en la magia”



EL INSTINTO ES EL SEXTO SENTIDO.


Inadmisible no responder a él. Necesario entrenarlo.


Si sentís un impulso así de fuerte alguna vez: ¡no lo dudes! ¡SEGUILO!

Seguro que hay algo que tenés que aprender de esa experiencia. Algo que quizás no lo veas en ese momento. Pero es una alarma, una posibilidad para aprender la lección de turno.


Cuando el momento es el correcto, cada cosa que pasa o deja de pasar es una señal.

Cuando tus ganas de aprender, de crecer, de sentirte mejor son las suficientes, cada señal es una invitación al nuevo capítulo de tu vida.





CUESTIÓN DE SEGUNDOS


Por todo esto el momento es PERFECTO.


No hay nada que perder para mí, porque llegué a la conclusión de que NO SE PIERDE NADA. Muy por el contrario, se dejan de valorar cosas viejas cuando se ENCUENTRAN cosas nuevas.


Para mí, lo nuevo es SER LO MÁS AUTÉNTICO POSIBLE.


Y por eso este cambio es tan importante. Porque necesito librarme de todos los conceptos de mí mismo. Necesito salir de mi zona de confort.

“El maestro aparece cuando el alumno está preparado” reza un dicho popular.


EL MOMENTO ES AHORA.


Unos meses antes la idea me habría parecido descabellada.

Unos segundos después, habría dudado.


No tengo nada que perder acá. Y tengo millones de cosas para ganar en otros lados, también.

En este instante, en este segundo, tengo más miedo a quedarme y seguir viviendo una vida monótona que a irme y arriesgarme a lo desconocido.





ES UN HECHO…


… Que cualquier cambio genera un desequilibrio entre lo conocido y lo desconocido. Incluso cuando el cambio es para mejor.


Si bien tengo todas las preguntas y respuestas correctas para emprender este nuevo camino, y si bien el momento es el perfecto, no dejo de saborear el comienzo de una angustia.


33 años de historia en un marco conocido y familiar están tambaleando en el borde de mi lista de las cosas que tengo que llevar en la valija.


No quiero ahondar en los aspectos menos positivos de este viaje (porque, como todo en este mundo, esto también tiene un aspecto negativo) porque necesito administrar mi energía para organizarme.


Pero ES UN HECHO que no va a ser un proceso tan sencillo.

Emocionalmente estoy agotado. Mi cabeza revisa y repasa tantas emociones como mi corazón.


Tengo miedo. ¡Claro! ¡Si soy humano!


Pero no me voy a ahogar en él.


Voy a vivir este proceso consiente y valiente. Orgulloso de dejar de ser el Alejando de siempre. Y expectante por ESCRIBIR LOS PRÓXIMOS RENGLONES DE MI VIDA.






DEJAR DE "ESTAR VERDE"


Estos últimos días llegué a una conclusión liberadora. Hace tiempo que me viene rondando en la trastienda, pero no daba con ella de lleno. No daba con su claridad.

Hoy, después de taaaaaaanto movimiento, no solo la veo claro, sino que la abrazo y la transformo en el nuevo lema de mi vida:

MADURAR ES HACERTE PLENAMENTE RESPONSABLE DE TU PROPIA FELICIDAD

Nada mal para ser en un solo renglón ¿No?

Acá voy.

Esa es mi bomba.

Esta es mi vida.

Esta es mi felicidad.


MI VIDA EN UN RENGLÓN

bottom of page