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DECIME "BOB"

Esponja, Bob Esponja… Ese tendría que ser mi nuevo sobrenombre.


En mi afán por encontrar respuestas a mis dudas existenciales, noté sin darme cuenta (¿?) que a la hora de describirme siempre pongo lo negativo primero… y después hay un graaaan silencio.


Bien, últimamente empecé a revertir eso. Empecé a “abrazar” mis defectos.


Caigo en la cuenta de que todo lo que me sale naturalmente es porque -bueno, lo obvio- me es inevitable. Y si algo es inevitable a tu forma de accionar y transitar: ¿No es eso lo que te hace especial?


Siempre tuve la tendencia a ser muy permeable. Todo lo que pasa a mí alrededor me afecta, y mucho. ¡Absorbo como una esponja!

El humor se me veía, antes, afectado por el humor de la gente de mi entorno. Si alguien me contestaba feo (aunque yo supiera que sus razones eran ajenas a mi), se me arruinaba el resto del día. Si mi ambiente de trabajo estaba “cargado”… Uff!! ¡¡Ni qué contar!!


Los malos hábitos no cansan, HARTAN. Y por decantación me di cuenta que el único responsable, al final de la jornada, era yo.


Así, la mitad del año pasado -y quizá mucho tiempo antes a eso- reaccioné de la misma forma que reaccionarían todos: TRATANDO DE CONVERTIRME EN UNA PIEDRA.


“Que nada me afecte” “Si yo no le importo a los demás, a mi tampoco me importa nadie” “¿Por qué tengo que aguantar estos tratos?”


Eran frases que me llenaban de odio y seguían agrandando más y más la bola de nieve en que se convierten las relaciones interpersonales cuando desconocés tu independencia emocional.

Ni falta hace decirte que el resultado fue nefasto…


No fue hasta hace unos meses atrás, cuando leí el maravilloso libro “Ahora, descubra sus fortalezas” (el autor se llama Marcus Buckingham, y es muuuuy difícil de encontrar) que noté mi error: todo lo que considero negativo en mí, es en realidad el rasgo que me da ventaja sobre los demás, es mi subjetividad, es lo que me hace ser YO.


Entonces, no tengo que cambiar…me.

¡¡TENGO QUE CAMBIAR EL ENFOQUE!!

¡Dejar de ver los rasgos de mi personalidad como negativos, para comenzar a verles el lado positivo!


Quizás en vez de ser una persona vulnerable, soy una persona que siente gran empatía, por ejemplo.


Siempre renegué de ser “con el que todos se descargan”. Ahora me doy cuenta de que soy “con el que se abren” también. Saben que me voy a poner en su lugar, que me voy a demostrar interesado, que les voy a hacer preguntas al respecto...

Porque la gente de tu alrededor detecta tus singularidades mucho antes que vos. No las pueden identificar, pero “las sienten”.


Lo importante es que VOS identifiques tus singularidades, las capitalices, y las administres para que funcionen a tu favor en cada caso.


Antes sentía que todos se aprovechaban de mi “disposición emocional”.

Ahora aprovecho yo mi empatía, para abrirme y conectarme con la gente que me interesa realmente.

Antes cualquier cosa que me decían al pasar me destrozaba la autoestima.

Ahora mi autoestima está mejor, porque sé que mis singularidades son valiosas, solo tengo que moverme en ambientes donde estas sean reconocidas.

Antes veía una película triste y lloraba por horas.

Ahora sé que es por mi capacidad de absorción, y que de cada película que miro, cada libro que leo, cada canción que escucho, algo me queda. Puedo elegir entre lo que me nutra y lo que no, y consumir solo eso.


Ya no lucho más CONTRA mis defectos, lucho CON mis “defectos” a mi favor.

¿Tiene sentido?


Así que decime Bob.


MI VIDA EN UN RENGLÓN

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