Es un día raro. De a momentos está nublado, y de a ratos sale el sol.
Mi estado de ánimo fue igual estos días.
Llegué a este punto (el de finalmente publicar mi blog) gracias al Life Coaching. Un poco a la fuerza, un poco guiado por la intuición, un poco gracias a una misteriosa voz interior que me empujó las ganas de escribir un montón estos últimos meses.
Mi Life Coach me está acompañando en un camino hermoso de grandes altibajos, bamboleante como bote del laguito del Parque Independencia, pero inmensurablemente nutritivo.
Grandes preguntas se me están presentando:
¿Quién sos?
¿Qué te gusta hacer?
¿Cuál es tu objetivo de vida?
¿Qué te dá felicidad?
¿Qué te impide hacerlo?
Y si ya lo sabés… ¿Por qué no lo estás cambiando?
Contra todas mis presuposiciones, las respuestas son de lo más simple.
¡¡Siempre estuvieron ahí!!
Lo que me hace fijar la vista, una vez más, en los MIEDOS. Y en cómo nos educaron para sentir dignidad solo a través del sacrificio y el sufrimiento. Nunca desde el disfrute.
Así que, obviamente voy a sentir ansiedad al exponer por este medio lo que tanto me gusta hacer.
Te hace cuestionar tu verdadera identidad ¿No?
Así como las nubes van y vienen hoy en el cielo, ansiosas. Así son mis nervios estos días sobre –finalmente- publicar este blog.
¿Me estaré equivocando? ¿Será demasiado? ¿Estaré pintando afuera de las rayas?
Pero, mirá, se supone que lo más importante de este “ejercicio” es aprender a no preocuparme por las opiniones de los demás. Porque en definitiva son solo puntos de vista selectivos y subjetivos.
Igual con respecto a la Identidad.
Es una afirmación de que el único que sabe quién realmente soy es: bueno, yo!!
Si es que estoy pintando afuera de las rayas… es mi pintura. Punto.